21 septiembre 2011

Cigüeñas en la cola del paro

Entre que la natalidad está bajando porque eso de poblar el mundo es cada vez más caro y menos rentable (aunque los bancos de óvulos y de esperma sean buen negocio), que ya no es imprescindible que mamá y papá se quieran para hacer bebitos, ni siquiera que haya un papá y una mamá para aportar los ingredientes necesarios para la creación de vida, que los bebés casi se encargan al gusto del consumidor, que no todos los niños vienen de París y que MRW llega a todas partes y tardan mucho menos -para eso van de expertos en logística de distribución- las cigüeñas están en el paro. Lo que me pregunto ante tanta diversidad en el modo y la forma de crear un hogar (aunque IKEA siempre ofrezca los muebles adecuados para todos ellos), es cuál será la respuesta "oficial" a la típica pregunta infantil de la próxima generación de niños preguntones: "¿De dónde vienen los niños?", y me imagino por ejemplo a Miguel Bosé o a Ricky Martin, frente a respectivos gemelos fabricados a medida, hilvanando una historia mínimamente entrañable para responderles...  Pero supongo que para cuando ellos les tengan que dar una explicación, dios Internet, ese que nos vuelve más sabios a todos, al tiempo que nos corta las alas de la fantasía, se habrá convertido en una oportuna cibergüeña: "lo quiero niño, con piel oliva, ojos verdes, pelirrojo y que de adulto no mida más de 1.72 cm". Y, otra vez, la eficacia de MRW. Las cigüeñas reales, por su parte, ociosas y con muchísima menos responsabilidad, se dedicarán a la vida loca. Con un poco de suerte, los nidos que sobrevivan en los campanarios, siempre nos recordarán que hubo un tiempo en que esas aves traían a los bebés desde la Ville lumière, una época en las que se usaba tener mamás y papás era la única alternativa. Rómulo y Remo, vistos ahora, fueron unos pioneros.

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