21 agosto 2008

Delirios estivales

La Justicia es un invento de los humanos, hacemos y deshacemos leyes a "nuestra imagen y semejanza". Entonces ¿cómo nos podemos quejar de que sea injusta? Que liberan a un violador, a un terrorista o un maltratador o que encierran a un conductor que se saltó un semáforo... Nos lo guisamos, nos lo comemos y lloramos porque es gratis ¡Con las pocas cosas gratis que van quedando! Hablando de injusticias, pasaba yo por la esquina del PP de Génova (rumbo a otro destino desde luego), y se me ocurrió controlar en el cristal de su escaparate si mi "tocado" matinal, realizado sabiamente por mi almohada durante la noche, estaba en su natural desorden estético ¡Horror! No vi mi reflejo en la vitrina sino una amplia colección de libros firmados por Nicolas Sarkozy en las estanterías. De un modo automático pensé en el enano galo, luego en Astérix, Idefix, Laetitia Casta –mero objeto exhuberante en la saga del cómic–, pasé a Carla Bruni, llegué a Obélix y aterricé en Rajoy y por un momento Norma Duval y Sofía Mazagatos desfilaron entre mis ideas. Las imaginé posando en la puerta de La Moncloa ¡¡¡Uffffff!!!! A pesar de los casi 40º que marcaban los termómetros en la calle, me entró un escalofrío. Me puse las gafas, encontré mi reflejo en el cristal y vi que estaba tan despeinada como cada día. Me alegré que las cosas estuvieran como siempre.

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