26 junio 2008

La ministra de Igualdad no tiene igual

¿Es que el Gobierno no sabe en qué tirar el dinero que nos falta a todos? ¿Es que tiene algún sentido crear un Ministerio de Igualdad, cuando ya existen varias carteras tan inútiles e ineficaces (bueno, no tanto) como ésta, de generación espontánea e inexplicable? ¿Es que el presidente ha hecho alguna promesa extraña a un Santo o tiene un compromiso familiar con la madre, el padre, la tía o el vecindario de esta brillante ministra? ¿Es que Bibiana Aído llevaba mal el que nadie se fijara en ella, y es de las que piensan que “mejor que hablen de mi, aunque sea mal? Apareció como por arte de magia, cual un conejo saliendo de la chistera (puro chiste) de un mago... Si desde el Ministerio de Igualdad se llegara a pretender que todos fuéramos iguales de “iluminados” que la cabeza ¿pensante? que lo dirige, no habría fabricante de pañuelos de papel que alcanzara a producir la cantidad suficiente de kleenex que yo necesitaría para secar mis lágrimas de desesperación? Me pregunto: ¿Igualdad será sinónimo de feminismo? La Real Academia Española me responde: Igualdad: 1. f. Conformidad de algo con otra cosa en naturaleza, forma, calidad o cantidad. 2. f. Correspondencia y proporción que resulta de muchas partes que uniformemente componen un todo. 3. f. Mat. Equivalencia de dos cantidades o expresiones. Ante la ley. 1. f. Principio que reconoce a todos los ciudadanos capacidad para los mismos derechos. De ánimo. 1. f. Constancia y serenidad en los sucesos prósperos o adversos. De feminismo o de mujeres aquí no mencionan nada. Si Yo, como diría la Pantoja, en sus épocas de gloria “Yo soy esa”, soy mujé (y me encanta) y difícilmente me podría identificar con la sagaz Bibianita, las prioridades que ella propone como Miembra del género femenino y menos que menos con la sarta de trivialidades que suelta cada vez que abre la boca. Aparentemente su ministerio nada tiene que ver con la renovación del lenguaje, para eso está la Real Academia Española y en todo caso los literatos o expertos en el tema. Si hubiera que hacer algo para equilibrar las desigualdades de la sociedad, yo arrancaría por equiparar el bienestar de los contratados con el de los autónomos, el no abuso de explotación y mal pago de los imigrantes, el respeto por los derechos de los animales... Habría tantas cosas hambrientas de un tratamiento rasero de justicia. Ella es una afrenta a la inteligencia en todos los sentidos imaginables y en esta época de crisis que el Ejecutivo no llega a asimilar, me parece una falta de respeto hacia mi, y hacia el resto de ciudadanos, desperdiciar el dinero de mis impuestos en pagar el sueldo de una mujer tan insustancial como esta Aído. Cada vez que aparece en la tele o en la Prensa -no muy seguido afortunadamente- siento vergüenza ajena.

16 junio 2008

A Zaragoza la Expo le queda grande

¿Puede la puerta de un gabinete de acreditaciones para la Prensa recibir a los periodistas de cualquier rincón del mundo con un cubo de la fregona, y las botellas de lejía, y amoníaco a modo de guardias? ¿Puede ese espacio, por el que pasarán los portavoces internacionales de noticias, convertirse en un guardamuebles de trastos viejos que da pena mirar? ¿Pueden los empleados ineptos de ese despacho, no saber cómo enfrentarse a un ordenador o no ser aptos para encontrar una solución alternativa a un profesional de una revista que está allí sólo por un día para informar de la apertura de un gran evento como la Expo y que ha tenido un problema con su acreditación? En Zaragoza sí. Pena, penita pena la imagen tercermundista que da la organización, cuando tiene una oportunidad única para que los ojos del planeta se posen en el acontecimiento que ha puesto en marcha. 
Rodeada de edificios “inventados” por algunas de las firmas más prestigiosas de la arquitectura actual, la Expo da pereza por su nula capacidad de organizar un gran acontecimiento como el que le ha tocado en suerte. ¡Qué decepción! A Zaragoza la Expo le queda grande. Casi nadie en la ciudad sabe ni qué, ni cómo, ni donde. Los taxistas, por ejemplo, aún deben estar buscando dónde le han podido poner la parada para dejar y recoger viajeros. Pero el colmo del paletismo, a modo de perro del hortelano que no come ni deja comer, llegó con la audacia de una (supongo que buena) periodista local, que a fuerza de aburrirse de contar todos los días un poco más de lo mismo, destapó una "gran exclusiva" (ante sus ojos e imagino que ante los de su periódico) frustrando con la publicación de su trabajo la llegada de personajes como Karl Lagerfeld, Donna Karan o Elton John, entre los más populares de una larga lista de personas ilustres. Si hubiera que definir la historia como el enfrentamiento de una David contra una Goliat, no sé muy bien quién sería cuál. Resulta que Zaha Hadid, con motivo de la inauguración de su Puente Pabellón, había organizado una cena “íntima” para sus amigos, sólo unos 200 invitados. Pues bien, la diva de la arquitectura quería un escenario acorde a su prestigio y con tal objetivo organizó el evento en el palacio de la Aljafería, sede de las Cortes de Aragón. Se trata de un monumento protegido, no apto para saraos privados. ¿Qué ocurrió? La sagaz periodista se enteró en casa de la modista (¿dónde mejor?... Tal vez en una peluquería) de una de las invitadas zaragozanas, que el evento en lugar de ser un sencillo cóctel sería una cena de toma y daca a la altura del personaje que lo organizaba. “Eso está muy mal” habrá pensado, “pero qué bien” tengo una exclusiva de cojones”. Feliz de la vida, publicó el rumor y tuvo sus cinco minutos de gloria entre sus vecinos, consiguiendo que la reunión, por imperativo legal se celebrara no en el palacete deseado, sino en el Ayuntamiento. Belloch, admirable. Zaha que había reservado vuelos, hoteles y demás parabienes para su “pandilla”, aceptando las reglas del juego, celebró su fiesta con los maños, paralizó la llegada de sus amiguetes y en su lugar se llevó a todo su equipo al sarao. Ya se sabe, “dime quién eres y sabré que las cosas sólo se hacen a tu manera”. Desde luego sé por una fuente muy cercana a la arquitecta iraquí que no quiere volver a oír hablar de Zaragoza. La capital aragonesa, no pasará a la historia por sus interesantes iniciativas, morirá en la gloria siendo una vulgar capital de provincia. Por una tontería desperdició la ocasión de que personas que dificilmente llegarán a visitar la ciudad, acudieran como un ejército a ella. Y no es que tenga nada a favor de las celebrities, pero allí dónde van arrastran a otro pelótón de fotógrafos y ellos, con sus imágenes promocionan y dan que hablar en todas las revistas del mundo, por ejemplo, de una ciudad como Zaragoza, que no suele salir en los papeles por su glamour y de un evento que debería ser tan puntero como su Expo. Los maños se lo guisan, los maños se lo guisan. Al menos les quedará el Puente Pabellón ¡Una gozada!

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