11 agosto 2009

Cosas que se pierden, cosas que quedan

Durante el verano, me encanta moverme por Madrid en autobús. Gracias al alcalde,  “Ave Gallardón”, y sus interminables obras encadenadas en la ciudad, la ruta hacia el trabajo nunca es la misma. Así es como cada día, contamino un poco más mis bronquios con el polvo y la contaminación, hago turismo y descubro calles que jamás habría pateado, y observo a una sociedad que deambula, y a duras penas puede quitarse las marcas de sus almohadas de encima. Y hay de todo en este zoo humano, es como si la bestia racional que cada uno lleva dentro aún estuviera dormida, y todos se  movieran por puro instinto animal. En agosto y a las ocho de la mañana, la Puerta del Sol –apenas transitada en relación a otros meses– se aprecia en su amplitud, ¡Qué mal gusto esa especie de hormiga bizarra gigante de cristal! Intuyo que algún cerebro anónimo (o quizá conocido) poco musculado habrá pensado: “Estará a la altura de la pirámide de Leoh Ming Pei en París”. A mi modo de ver las infraestructuras urbanas tienen que superar la prueba del algodón, como el difunto Mr. Proper, que es su proyección de futuro. Ahora mismo esa cosa con alguna clase de pretensión estética es una caca y dudo que deje de serlo a años vista. Los alcaldes suelen tener la costumbre de cargarse las obras de sus predecesores y, con nuevos proyectos absurdos, endeudarnos por siempre y para siempre tanto en nuestra economía como en nuestra salud… Pero hoy yo quiero llegar a la Gran Vía y  su tristeza. No hablo de la crisis y los pequeños comerciantes que han cerrado sus tiendas, sino de los cines de siempre, con sus magnánimos y señoriales edificios que están vallados, en plena vía de reconversión. Tantas bajadas y subidas de películas les ha llevado al destierro. Sus armaduras decoradas, las que han salvado, ¿se enrolarán a los ejercidos de los Mangos, HM, Zaras  que nos uniforman y colonializan? Aunque parezca una paradoja, muchos se han transformado en teatros. ¿Quién lo hubiera dicho en sus comienzos, a finales del XIX? En el XXI el cine muere ¡Viva el teatro!

1 comentario:

  1. Anónimo10:44 a. m.

    me gusta mucho tu blog y sobre todo que cuelgues las fotos de los animales que viven contigo, para mí es muy significativo....un abrazo

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