02 septiembre 2010

¡No sé que pensar!

Rumbo a mis vacaciones. Llevo varias horas de viaje en coche conmigo, sin interlocutores con los que enredar palabras para llenar el silencio, y se me han agotado los temas de pensamiento. Suena extraño, pero ¡Ya no sé qué pensar! Ni mal de amores, ni enamoramientos, ni achaques, ni salud de hierro, ni decisiones trascendentales que tomar... No hay materia. Lo peor es que mi cabeza está como una cafetera exprés a la que se le acaba el agua, y echa los últimos resuellos estériles de vapor creativo con la intención de esbozar una mínima idea a la que aferrarse. Las estupideces que dicen por la radio no sirven como subterfugio para distraerme, en todo caso me deprimen aún más que la infecundidad de mi cerebro. Que Aznar aparezca otra vez, haciendo gala de su no saber estar –pero más musculado-, metiéndose donde no le llaman para recordarnos que alguna vez existió, que sigue existiendo, que no ha aprendido nada y que puede volver a los ruedos me provoca malestar estomacal; que en las tripas del PSOE –con la gastroenteritis que padece el Gobierno desde hace rato- dos bacterias sin sustancia como Trini (¡Es que no se cansará nunca de oírse y verse a sí misma con tanto afán de ¿ser?! Hay que reconocer que su peluquera le hace las mechas de maravilla) y el “Otro” (¿su nariz será de cirugía?), su adversario, al que le podríamos llamar “El aparecido fugaz” ya que en la arena de la política madrileña hasta ahora jamás había oído hablar de él, se líen a demostrar que todo podía estar aún más podrido de lo que aparentaba, hunde por completo mis deseos de pensar. Por qué los protectores estomacales no servirán para evitar las náuseas provocadas por la política. La opción música también me desespera, en las emisoras se siguen escuchando los mismos éxitos de los 60, 70, 80 y 90 que se escuchaban en los 60, 70, 80 y 90 ¿En qué año estoy viviendo? ¿Qué estarán haciendo los artistas de hoy para que los ignoren tanto en las ondas? Afortunadamente no ocurre lo mismo en otros terrenos del arte y tanto en literatura como en plástica surgen nuevas propuestas, más o menos atractivas según el gusto del consumidor, pero diferentes a fin de cuentas. Me pregunto si a falta de temas de conversación mental conmigo no tendré que pedir el divorcio, ya me tengo muy pillada y difícilmente me sorprendo. Soy presa de mi propia rutina. Qué puedo hacer para reciclarme, aquí no es válido el cambio de pareja… Dejo mi sesera en stand by y, como si me hubieran practicado una lobotomía y conduzco con careto de pez sorprendido o vaca bucólica y mi inevitable vacio mental. Entre nosotros, estoy de vacaciones, he dejado el estrés en casa y en el fondo sé que no debo preocuparme por el estancamiento de mi materia gris. Como decía Scarlet O'Hara: “Ya lo pensaré mañana.”

PD: He llegado a mi destino para darme cuenta que no es aquí dónde quiero estar. Es buen momento de regresar a casa, quizá durante el viaje de vuelta surja algún buen tema de pensamiento, como por ejemplo: "Para qué he hecho este viaje" o, con un poco de mala suerte, mi mente siga tan en blanco como antes, desintoxicándose y reinicializándose para volver a empezar. Es septiembre y todo, una vez más, empieza hoy.

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