Negra, maleable, algo ruidosa y útil, pero intrascendente. Estoy en lista de espera. Y eso hago, esperar. Soy la siguiente. Lo mío –dentro de la oscuridad en la que permanezco- estaba claro desde un principio. Voy hacia la nada. Eso sí, repleta de mierda, pero rumbo a la nada, como ocurrirá con todo ente de este planeta. Personalmente me da un poco lo mismo, nunca me dieron a elegir y no padezco de la típica angustia por conseguir algo o permanecer en la memoria. Me cargan con residuos, con todo lo que la mayoría desprecia, y así –mientras más a punto de reventar me siento- satisfago mi improbable delirio de grandeza. Otros, aferrados la insustancial búsqueda de un porqué, se encadenan al todo, ya sea persiguiendo metas inalcanzables, dejando pistas para que la posteridad no les pierda el rastro o se entregan riendo o sufriendo a los diversos estadios del amor. Necios, no llegan a comprender la poética y la profundidad de la nada. No sé qué esperan.
Ahora mismo, sigo en el rollo y estoy vacía. El silencio y la quietud son mi única compañía. Pero toda esta calma llegará a su fin. Me queda poco hasta completarme con toda la suciedad que pueda caber en mí. Mientras tanto, aquí estoy rodeada de unos cuantos productos de limpieza: lejía, amoníaco, detergente y compañía... Y son ellos los que despiertan en mi ese infame y mínimo resquicio de humanidad. De algún modo todas esas botellas son los idiotas útiles que de una manera u otra acabarán alimentándome. Existen para mí. Me gusta tener un ejército de esclavos a mi servicio.
El mundo, al igual que una obra de arte, provoca emociones, reacciones y sentimientos. He decidido que éste sea mi refugio intelectual, para poder compartir con el visitante inesperado, mi manera de ver y entender lo cotidiano, lo mundano y la vida.
23 diciembre 2005
Cuento: "Pura basura"
Negra, maleable, algo ruidosa y útil, pero intrascendente. Estoy en lista de espera. Y eso hago, esperar. Soy la siguiente. Lo mío –dentro de la oscuridad en la que permanezco- estaba claro desde un principio. Voy hacia la nada. Eso sí, repleta de mierda, pero rumbo a la nada, como ocurrirá con todo ente de este planeta. Personalmente me da un poco lo mismo, nunca me dieron a elegir y no padezco de la típica angustia por conseguir algo o permanecer en la memoria. Me cargan con residuos, con todo lo que la mayoría desprecia, y así –mientras más a punto de reventar me siento- satisfago mi improbable delirio de grandeza. Otros, aferrados la insustancial búsqueda de un porqué, se encadenan al todo, ya sea persiguiendo metas inalcanzables, dejando pistas para que la posteridad no les pierda el rastro o se entregan riendo o sufriendo a los diversos estadios del amor. Necios, no llegan a comprender la poética y la profundidad de la nada. No sé qué esperan.
Ahora mismo, sigo en el rollo y estoy vacía. El silencio y la quietud son mi única compañía. Pero toda esta calma llegará a su fin. Me queda poco hasta completarme con toda la suciedad que pueda caber en mí. Mientras tanto, aquí estoy rodeada de unos cuantos productos de limpieza: lejía, amoníaco, detergente y compañía... Y son ellos los que despiertan en mi ese infame y mínimo resquicio de humanidad. De algún modo todas esas botellas son los idiotas útiles que de una manera u otra acabarán alimentándome. Existen para mí. Me gusta tener un ejército de esclavos a mi servicio.
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...pero nunca te olvides, que a veces, ¡la vida ES linda!
ResponderEliminarMe hiciste acordar del dia que me leiste el cuento, vos cuidandome, las dos tiradas en mi cama. Como no dijiste el titulo pense en un monton de analogias, nunca me imagine de lo que estabas hablando... te extraño!
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