12 septiembre 2007

Cuando existía el tiempo de las ideas

Hubo un tiempo en el que las ideas eran entes emancipados. Existían y paseaban por los esquemas, como nosotros lo hacemos por las calles. Una de sus rasgos más destacados era su sociablidad. Si por ejemplo dos ideas vecinas se encontraban en el mercado, su lugar predilecto para adquirir incentivos, motivaciones e ilusiones frescas con las que alimentarse, se ponían a conversar la mar de tranquilas, ni el tiempo, ni las prisas las condicionaban. Era ese momento en el que intercambiaban novedades sobre la adquisición de los últimos conceptos de la semana y, por supuesto, cotilleban sobre lo que la idea Deseo había hecho o dejado de hacer, su satisfacción o su fracaso, o cómo la idea Boli se había enrollado con un súpertesis, cosas tan cotidianas como las nuestras. Al igual que los humanos, ellas también tenían sus virtudes y sus defectos. Lo mejor, su capacidad de renovación. Lo peor, la envidia, que ni bien las intoxicaba, hacia que se perdieran en la copia. Otras, al no poder superarla, se emborrachaban y, sin más, se desintegraban perdiéndose en la nada. Un día, su país fue asolado por una tormenta de competitividad. Todo se tornó muy grisáceo, y la Materia Gris se autoproclamó como la Reina de su comunidad. La evolución y las revoluciones que siguieron a tantos sucesos hizo que sólo las ideas realmente buenas dejaran huella y consiguieran un lugar en la historia.

10 septiembre 2007

Cosas que no entiendo...

¿Qué tiene la historia de Madeleine que no tenga la de Yeremi Vargas?
En dos palabras la respuesta sería más marketing, con el Papa, con Beckham compungido, con los millones que ha aportado desinteresadamente la gente (para que todo siga igual) etc., etc. La pasta puede y manda. Pero se trata de dos niños desaparecidos -entre los muchos que pueda haber en el mundo, pero que sus casos no han tenido tanta repercusión- sin que aún se hayan descubierto pistas sobre el cómo, quién y dónde. Sin embargo, una de las diferencias notables que encuentro yo, es que mientras la "inglesita" desapareció en Portugal y su trama transcurre entre el país luso y, ahora England; el "españolito" desapareció en Canarias y, sin una pertinente campaña de promoción, ya nadie se preocupa por él a nivel nacional.
Tampoco entiendo que "ese alcalde que han votado la mayoría de los madrileños" (Alberto Ruíz Yomeamo Gallardón) y que me amarga la vida con sus túneles (¿por qué será que a los del PP le gustan tanto los agujeros? Quizá sea su manía y obsesión por dar tanto por el culo) y demás aberraciones arquitectónicas en la ciudad, destine tanto dinero para recaudar dinero (para pagar sus caprichos de puta cara) mediante el gasto de "nuestro dinero" en agentes de movilidad, sus uniformes, sus motos, su derroche de papel nada ecológico, etc., etc., que no nos reporta ningún servicio, en lugar de emplearlo en personas cualificadas que velen por la seguridad y bienestar de los ciudadanos.
Han terminado las vacaciones para TODOS. Los chorizos, los chulos, los arrogantes, los macarras y el resto de personajes non gratos de la sociedad, han vuelto a su "rutina laboral". Tan sólo hoy, dando un agradable paseo matinal por las hostiles calles madrileñas, he visto tres sucesos en los que la sangre (de la de verdad) ostentaba un papel protagónico. Los uniformados que pululaban por la zona, eran sicarios de movilidad indiferentes (no sé porqué me recuerdan a las moscas cojoneras, si no tienen zumbido...) a lo que ocurría, si no tenemos en cuenta que los hechos delictivos, les proporcionaban un nuevo tema de conversación entre ellos. Con el vil metal que nuestro primer edil nos "roba", tampoco se preocupa u ocupa de que existan agentes destinados a "despejar" nuestros parques públicos de los okupas nada urbanos que no sólo campan a sus anchas, sino que los llenan de mierda (de la auténtica y de la metafórica), que queda al alcance de los niños, los ancianos, los adultos y los perros.
No quiero ni pensar lo caro y lo poco beneficioso que nos saldría que Albertito Yomeamo, alguna vez llegara a la Moncloa. TIEMBLO.

Cuento: Un romance muy limpio

Lo miraba... Mi éxtasis era indescriptible. Sofocos, sudores, calor... Mucho calor.
Ella y el cubo, un sólo corazón.

No servían para nada el uno sin el otro.
Vivían por y para ellos, no pedían más.
Una de las sensaciones más maravillosas era cuando la sumergían dentro del agua -cuerpo contra cuerpo-, alivio, pasión. Él era una piscina de placer, casi un mar con su inmensidad.
Ella sólo quería ser una fregona (y nadie la comprendía).
Él soñaba con poder ofrecerle alguna vez... Un poco de agua limpia.

Momento poético: ¡Es que vales un huevo!

Revolviendo viejos papeles ¡Menuda sorpresa me he llevado al descubrir que allá entonces, supongo que en 1988, tuve momentos poéticos como lo que viene a continuación.
¿Por qué será? que tu culo no es mi modelo favorito, pero en él cocinaría un huevo frito.
Esta es un poco más profunda:
Para ti he escrito infinitas páginas.
Por ti, he arrancado otras tantas de mi pasado.
Contigo he sabido traducir los momentos
al lenguaje del silencio,
y... Sin ti,
por fin, he descubierto
quién era yo.
Y una que llega con título: "Buenos días, poesía":
Toma un castillo,
quítale un ladrillo,
golpea mi puerta con un martillo,
pero ¡Por favor!
No aprietes el gatillo.
Si tu pelo sigue igual, si la cejas cejan de cejear,
si los dientes están aún si brillar...
¡Coge un cepillo!
Debes cepillar...
Sonriele a tu sonrisa.
Es una suerte que mis aspiraciones a poetisa se hayan diluido en algún momento...

Ofertas y demandas en Lavapiés