10 septiembre 2007

Cosas que no entiendo...

¿Qué tiene la historia de Madeleine que no tenga la de Yeremi Vargas?
En dos palabras la respuesta sería más marketing, con el Papa, con Beckham compungido, con los millones que ha aportado desinteresadamente la gente (para que todo siga igual) etc., etc. La pasta puede y manda. Pero se trata de dos niños desaparecidos -entre los muchos que pueda haber en el mundo, pero que sus casos no han tenido tanta repercusión- sin que aún se hayan descubierto pistas sobre el cómo, quién y dónde. Sin embargo, una de las diferencias notables que encuentro yo, es que mientras la "inglesita" desapareció en Portugal y su trama transcurre entre el país luso y, ahora England; el "españolito" desapareció en Canarias y, sin una pertinente campaña de promoción, ya nadie se preocupa por él a nivel nacional.
Tampoco entiendo que "ese alcalde que han votado la mayoría de los madrileños" (Alberto Ruíz Yomeamo Gallardón) y que me amarga la vida con sus túneles (¿por qué será que a los del PP le gustan tanto los agujeros? Quizá sea su manía y obsesión por dar tanto por el culo) y demás aberraciones arquitectónicas en la ciudad, destine tanto dinero para recaudar dinero (para pagar sus caprichos de puta cara) mediante el gasto de "nuestro dinero" en agentes de movilidad, sus uniformes, sus motos, su derroche de papel nada ecológico, etc., etc., que no nos reporta ningún servicio, en lugar de emplearlo en personas cualificadas que velen por la seguridad y bienestar de los ciudadanos.
Han terminado las vacaciones para TODOS. Los chorizos, los chulos, los arrogantes, los macarras y el resto de personajes non gratos de la sociedad, han vuelto a su "rutina laboral". Tan sólo hoy, dando un agradable paseo matinal por las hostiles calles madrileñas, he visto tres sucesos en los que la sangre (de la de verdad) ostentaba un papel protagónico. Los uniformados que pululaban por la zona, eran sicarios de movilidad indiferentes (no sé porqué me recuerdan a las moscas cojoneras, si no tienen zumbido...) a lo que ocurría, si no tenemos en cuenta que los hechos delictivos, les proporcionaban un nuevo tema de conversación entre ellos. Con el vil metal que nuestro primer edil nos "roba", tampoco se preocupa u ocupa de que existan agentes destinados a "despejar" nuestros parques públicos de los okupas nada urbanos que no sólo campan a sus anchas, sino que los llenan de mierda (de la auténtica y de la metafórica), que queda al alcance de los niños, los ancianos, los adultos y los perros.
No quiero ni pensar lo caro y lo poco beneficioso que nos saldría que Albertito Yomeamo, alguna vez llegara a la Moncloa. TIEMBLO.

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