Huelga a la japonesa, made in Spain

Hasta hoy no había oído hablar de ella y es difícil que en el futuro le preste la más mínima atención. Se llama Montserrat Nebrera y ha dimitido de su cargo y su escaño en el PP catalán por pura coherencia. El tema, resumido, sería que pudo más el asco por la prepotencia y vacuidad de su partido, que las ganas de quedarse y esperar la llegada de vientos o candidatos mejores. La historia tiene más "chicha", pero no viene a cuento. Montse, con su alarde de dignidad, me ha dado una idea: una vuelta de tuerca a la huelga a la japonesa. Todos los "empleados" del PP no corrompidos deberían dimitir de sus cargos. Es una estrategia genial para lavar, de cara a la galería y sin lejía (cuanta rima absurda), la credibilidad de todos los Peperos libres de pecados y culpa –"Heil Gürtel"–. Sería genial verles a todos en grupo tirando la primera piedra. Los presuntamente pringaos, entonces, cobrarían aún más protagonismo por seguir haciendo lo que están haciendo o sea, aferrarse a sus moléculas de poder, a pesar de los pesares, amenazando con tirar de la toalla y cambiándose de grupo parlamentario si hace falta para salvaguardar su vergonzosa charada. Qué olvidadizos son, con lo bien que queda poner en práctica eso de "a quién se va sin que lo echen (hasta que prevalezca su virginal inocencia) vuelve sin que lo llamen... Lo cierto es que yo también estoy muerta de asco, lo malo es que no tengo a qué dimitir. Zapatero va a la deriva, tanto al timón del país como al timón de su propia familia –¿A quién se le ocurre pretender esconder a su prole cuando las lleva a un acto público a nivel mundial?–; Rajoy no es capaz de mantener a raya a los suyos y de IU, lo único que sé es que su cabeza de lista (del cual ni siquiera conozco el nombre, pena, penita, pena) cobra unos míseros dos mil y picos de euros al mes. Yo era de las que defendía el "No al voto en blanco", ahora he cambiado de idea. ¿Qué tal si todos los españoles, en plan huelga japonesa a la inversa, nos plantamos de frente march y así, de buenas a primeras, o bien votamos en blanco o directamente no votamos y nos cogemos libre de toda futura indigestión de realidad, el próximo domingo de elecciones.