11 marzo 2007

Cuento: Margarita, metafísica de una vaca

Como cada día Arturo llegó a la cuadra portando el cubo en una mano y un pequeño banco en la otra. Detrás de él Manchas, el chucho ladraba y saltaba demostrando a su dueño lo feliz que le hacía, una vez más, la aventura cotidiana de extraer leche de Margarita, la vaca más mimada de la granja. “¡Qué buena está y qué suerte todo lo que salpica!.” Margarita, por su parte, feliz de tener compañía y resignada a que tiraran, retorcieran y estrujaran su ubre, se tomaba la rutinaria explotación con filosofía. Desde luego ella prefería alimentar a sus crías, pero jamás nadie se había interesado en conocer su opinión respecto a este tema o a cualquier otro. “Si yo no fuera yo, y fuera otra vaca más del montón ¿acaso mi vida cambiaría?” se preguntaba mientras rumiaba un poco de hierba fresca. Arturo ya había tomado posición. Se había sentado en el banco y se disponía a ordeñarla. La señal de partida la daría la melodía que habitualmente primero silbaba y luego canturreaba durante su actividad. El tema, que Margarita ya sabía de memoria, era “Tengo una vaca lechera”. Manchas, a su vez, se sentaba por detrás de la vaca para entretenerse saltando para intentar pillar el rabo del animal que marcaba el ritmo de la canción al tiempo que espantaba las moscas. “Es que acaso ¿me puedo considerar un individuo?” se cuestionaba el animal mientras Arturo tiraba de sus tetas. La leche, quizá porque ella no estaba concentrada en la materia, se resistía a salir. “Y si fuera un individuo… ¿Mi vida tendría algún sentido?” Guau, guau, arfff. Los estruendosos ladridos de Manchas la sacaban de quicio, no le permitían profundizar en sus reflexiones, aunque bien visto el asunto tenía su lado positivo. Mientras el perro ladraba no podía morderle el rabo. “No, mi vida no tiene sentido para mí. Tal vez lo tenga para Arturo al que le doy mi leche… Incluso para ese pequeñajo peludo y de cuatro patas al que entretengo” se decía al tiempo que podía oír cómo salía de su ubre un chorro del codiciado elixir lácteo. “El sentido de mi individualidad, que no es tal ¿para qué engañarme? la pone este humano. Desde pequeña me dejaba o me alejaba de mi madre cuando él lo decidía. Sólo me permitía pasear con el grupo de vacas que él consideraba adecuadas para mí, sin la posibilidad de que yo pudiera escoger mis propias amistades ¡Nunca tuve una mejor amiga! … ¿Nuestros paseos? Si es que a eso se le puede llamar paseos, invariablemente por el mismo prado, la misma hierba, algo sosa, y los mismos molestos pájaros… Recuerdo aquél día en que una garza, algo desorientada, llegó hasta nuestro campo. Allí comprendí que había más mundo después de la granja y un sinfín de criaturas diferentes que jamás llegaría a conocer…” Arturo estaba acabando su tarea y comenzaba a cantar emocionado “La donna e movile”. Manchas, que no había pillado el rabo ni una sola vez, aburrido, se había marchado a correr tras una liebre. “¿Individua yo? … ¿Y qué me dices Margarita sobre el amor? Nunca he conocido al macho de mi vida. Siempre me han traído toros –debo reconocer que alguno de ellos muy guapo y caballeroso- a los que sólo veía una vez para echar un polvo. Jamás tuvimos una cita previa, ni un rato de charla en la intimidad para comenzar a conocernos. Ellos venían a lo que venían porque Arturo los traía sólo para eso… Y ellos no estaban por la labor de reivindicar su individualidad…” Arturo soltó un alegre “Hasta mañana Margarita” y salió de la cuadra. La vaca, convencida de que su vida como individuo no tenía sentido, respondió al saludo con un tímido mugido. Sonrió, al menos tenía nombre

1 comentario:

  1. Anónimo1:16 p. m.

    Muy guapa y profunda la vaca Margarita. Por cierto, cuando salgo de casa no salgo a la calle sino directamente al campo, donde me encuentro con un montón de pacientes (de pacer) amigas como ella a las que saludo todos los días. Cuando quieras vienes y lo compruebas.

    También están muy guapos Bubu y el Sr. Ruiz, y por supuesto, usted misma, pero... ¿quién es el pequeño Curtis? ¿Nuevo en la familia?

    Besos a tod@s...

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