28 junio 2019

No va mássss: hagan Gobierno, señores


No va mássss: hagan Gobierno, señores
"No, no y no. Tiro otra vez ¡el dado ha caído inclinado! no vale", dice un mal perdedor cuando jugando, por ejemplo al Parchís, la suerte no está de su lado. A lo que sus contrincantes responden: "Eso es trampa", y unos van a por él, cueste lo que cueste, y otros que son algo más conciliadores, piensan que si dejan pasar el episodio, que en un momento dado podrán sacar alguna ventaja. Desde las elecciones, con unos resultados claros como el agua, a los políticos les ha dado por jugar. "O gano yo, que entré mi última ficha en casa o repetimos la partida", dice Pedro Sánchez (que sí ganó), sin tener en cuenta la falta de respeto que infringe hacia los ciudadanos que votaron y el gasto innecesario que supondría repetir comicios. Algo por el estilo suelta Pablo Iglesias que, en lugar de admitir que él tiene mucho (o todo) que ver con los penosos resultados de Unidas Podemos, acribilla a Errejón -que está jugando otra partida- y cambia el dado Pablo Echenique como quien se pone una tirita, para sanar una pupa y que el tema se arregle por arte de magia. 

Ni los tres tenores, ni los tres mosqueteros. Un trío que en realidad es un dúo porque Garzón se ha difuminado... ¿en su poca personalidad?

En cuanto al tridente de la derecha (Casado, Abascal y Rivera, obviamente), parece un par de palillos chinos al que le ha salido uno extra, por lo que entre los tres no son capaces de coger un sushi -a uno no le gusta el salmón, al otro el arroz y el tercero odia el aguacate-, honestamente no pueden ser buenos mosqueteros porque los tres pretenden ser D'Artagnan, o lo que es lo mismo no son buen equipo al pretender encestar el poder. 

Casado, Rivera y Abascal, el tridente. (fotografía de el Periódico)


Dos advertencias a los tres candidatos, por pura experiencia: por lo general uno se suele arrepentir mucho más de lo que no hace que de lo que hace, y la segunda, una primera mala elección a sabiendas de que es mala, solo lleva a un encadenamiento de futuras malas elecciones. Pero lo que más me llama los atención, en esta triste versión de Juego de Tronos a la Moncloa, es esa especie de juego de Pasapalabras Placebo en la que todos se han involucrado. Desde aquel glorioso "Relator" de los catalanes, pasando por unas cuantas citas cinematográficas, hay estribillos insustanciales, o sencillamente parches orales para no decir lo que deberían si jugaran a ser sinceros, como el nuevo gobierno de cooperación o el sobadísimo cordón sanitario que ya de tanto pasar de boca en boca sonaba a condón, a tampón o "Mami, urgente, llama al fontanero. La realidad está atascada". Según el refranero "hablando se entiende la gente", "a buen entendedor, pocas palabras" y "quien habla siembra, quien oye y calla, recoge y siembra". 
Queridos políticos, las urnas han hablado. Si les votamos y les pagamos el sueldo, su primera obligación ineludible es entenderse (para no avergonzarnos) y no putearse para que España funcione y para que los votantes, al menos durante los próximos cuatro años, vivamos con cierta estabilidad y mínimamente felices. Ya dejen de jugar... O ¿os habéis pensado la ruleta rusa?


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